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El Boom Latinoamericano, movimiento literario de avanzada que empezó en los 60s

sábado, 26 de noviembre de 2011

Nueva técnica narrativa en “Cien años de soledad”, alusión de personajes de distintas obras dentro del relato

La técnica narrativa de García Márquez en “Cien años de soledad” consiste esencialmente en el tratamiento de la historia en una forma no cronológica e imaginativa como por ejemplo, la introducción de personajes de la ficción literaria o de seres reales dentro de l argumento de la novela. En esta obra, podemos observar claramente que García Márquez introdujo en su novela personajes o acontecimientos de otras obras literarias, así podemos señalar como ejemplos:

1. Refirámonos a la escena del entierro de Melquíades donde se dice:

“Fue el primer entierro y el mas concurrido que se vio en el pueblo, superado apenas un siglo después por el carnaval funerario de la Mama Grande."

El personaje de la Mama Grande se refiere al que pertenece al cuento escrito por el mismo autor llamado "Los funerales de la Mama Grande".

2. Otra alusión literaria la podemos encontrar al momento en que se narra la huelga bananera que culmina con el arresto de los revolucionarios; en esta escena, García Márquez incluye la alusión a un reconocido personaje de una novela del boom latinoamericano; se refiere al personaje de Artemio Cruz:

“Entre ellos se llevaron a José Arcadio Segundo y a Lorenzo Gavilán, un coronel de la revolución mexicana, exilado en Macondo, que decía haber sido testigo del heroísmo de su compadre Artemio Cruz”.

Podemos claramente reconocer a este aludido personaje como el protagonista de la novela de Carlos Fuentes “La muerte de Artemio Cruz”.

Otra técnica narrativa que se puede encontrar en “Cien años de soledad”  es una especie de indistinción entre los hechos reales y las fantasías, esta técnica propia del Realismo Mágico y García Márquez la utilizó de manera extraordinaria combinando siempre la fantasía y sus vivencias personales como punto conector de la trama de su novela.  Así podemos citar un fragmento de la entrevista del autor, realizada por Alfonso Monsalve, en donde dice García Márquez que quiere contar historias interesantes, y aclara:

“Historias reales no son, ciertamente, historias documentadas, pero son historias sacadas de mi experiencia vivida. Buscando me he dado cuenta de que la realidad en Latinoamérica, la realidad en que vivimos, en la que nos criamos, la que nos formó, se confunde diariamente con la fantasía”.

Bibliografía

Giordano, Jaime. Cien años de soledad. State University of New York at Stony Brook, 2009.

Monsalve, Alfonso. Una entrevista con García Márquez: La novela, anuncio de grandes transformaciones. Bogotá: Diario El Tiempo. 14 de enero de 1968.

Entrevista a García Márquez y la influencia de Faulkner en su literatura

Microcosmos retratados en “Cien años de soledad” y en “La ciudad y los perros”

Es interesante notar que tanto en la novela “Cien años de soledad” de García Márquez, como en “La ciudad y los perros” de Vargas Llosa se utilizan microcosmos que pretenden retratar la realidad social de la época.

En “Cien años de soledad” encontramos a el pueblo de Macondo que es retratado por el autor como el ejemplo perfecto de la tragedia social y económica de los países latinoamericanos (en vías de desarrollo) que se encuentran en un tipo de aislamiento en razón del desarrollo de sus economías y al desapego de sus habitantes del denominado “primer mundo”, tratando así crear una sociedad independiente y autónoma de las fuerzas externas que le han agobiado a través del tiempo. En “La ciudad y los perros”, es el colegio militar Leonicio Prado el microcosmos que Vargas Llosa utiliza para retratar a la sociedad de Lima y realizar una crítica social de sus habitantes, sus creencias y sus actuaciones a través de las vivencias del grupo de personajes principales y los que los rodean (por ejemplo, la ruda vida militar como epítome de la ignorancia y la brutalidad de las personas).

Ambos autores realizan a través de sus novelas una radiografía de la sociedad, que muestra a los lectores una versión crítica del nacimiento, apogeo y la decadencia de la vida de los personajes principales quienes son el reflejo de las sociedades latinoamericanas donde son oriundos estos escritores. Es decir, que cabe rescatar que ambos microcosmos devienen de las experiencias reales de los autores y sus vivencias en sus ciudades natales que nutrieron su escritura y vuelven a la narración aún más realista y a su crítica una mayor profundidad.

Otra manera de reconocer el microcosmo es el enguade utilizado por los autores: mientras que el narrador omnisciente en ambas novelas utiliza un lenguaje expresivo pero con estilo sobrio y erudito; en los diálogos de los personajes ambos escritores utilizan un estilo variado de acuerdo a que personaje se trate; es decir, por ejemplo, depende del grado de instrucción y cultura de quien se trate y por tanto se observa un lenguaje coloquial lleno de jergas popular que llenan a las historias con mayor realismo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Una entrevista a Carlos Fuentes!

La Muerte de Artemio Cruz y su similitud con Pedro Páramo: una concepción de México: “El Nacionalismo y la identidad mexicana”

En La muerte de Artemio Cruz, el personaje central, quien está postrado en su lecho de muerte, recuerda los doce momentos más determinantes e importantes que vivió a lo largo de su vida, y esta remembranza se convierte, en mi punto de vista en un paradigma de la historia mexicana; pues la vida del personaje de Artemio Cruz puede tomarse como un símbolo de las consecuencias de las revoluciones que existieron en el México de esta época, donde la mente del revolucionario se da cuenta al final de la inexistencia de las utopías sociales y que sus ideales iniciales fueron arrebatados por la ambición y el desenfreno del uso del poder adquirido. Así se inicia el parecido a lo expuesto en Pedro Páramo de Rulfo, donde el idealista revolucionario se convierte el poderoso (Pedro Páramo) y vende sus ideales por conseguir más dinero y poder y consolidarse como el “jefe” de la comunidad oprimida por el nuevo poderoso.

En ambas obras los autores nos presentan un México dividido, que representa la personalidad hispanoamericana, el deseo de revolución, pero que termina con la contaminación de los personajes y la desviación de sus caminos, pues tanto Pedro Páramo como Artemio Cruz dieron la espalda al pueblo  lleva a sus espaldas un fantasma que le recuerda las posibilidades truncadas, inconclusas, los caminos y siguieron el camino de los pasados opresores que un día juraron erradicar.

Los narradores en “La Muerte de Artemio Cruz”

En esta novela se relatan las doce horas de agonía del viejo Artemio Cruz. En su agonía, este personaje recuerda sus doce días definitivos. La narración de esta novela se desarrolla mediante tres perspectivas que se fijan mediante tres narradores distintos. Hay un narrador que refiere su relato a la primera persona (“yo”), otro a la segunda (“tú”) y otro a la tercera (“él”), pero estas tres voces narrativas en realidad son tres facetas del mismo Artemio Cruz.

Así, podemos analizar primero la narración en primera persona la cual corresponde al personaje de Artemio Cruz plasmado como la conciencia del hombre que está muriendo y sus relato es un monólogo interno del presente a su alrededor. Liego encontramos la narración en segunda persona la cual es Artemio Cruz contándose a sí mismo su propia historia; esta es la voz de la remembranza y del subconsciente de este personaje y puede tomarse como conciencia que critica el pasado de Artemio Cruz. Finalmente, podemos observar la narración en tercera persona, en la cual tenemos a Artemio Cruz del pasado, es decir, es el que nos presenta los doce momentos de su vida a través de los flashbacks utilizados por el autor. Sitúa la mirada donde mejor le parece mostrando a los personajes desde distintos puntos de vista.

Confluyen dentro de la conciencia de Artemio Cruz estos tres narradores, así se demuestra en las siguientes dos citas de las últimas dos páginas de esta novela:

“Artemio Cruz... nombre... —inútil... —corazón... —masaje... —inútil... ya no sabrás... te traje adentro y moriré contigo... los tres... moriremos... Tú... mueres... has muerto... moriré.”

“YO no sé... no sé... si él soy yo... si tú fue él... si yo soy los tres... Tú... te traigo dentro de mí y vas a morir conmigo... Dios... Él... lo traje adentro y va a morir conmigo... los tres... que hablaron... Yo... lo traeré adentro y morirá conmigo... sólo...”

Estos tres narradores nacen por la inminente muerte de Artemio Cruz, quien los crea para poder escapar de este suceso refugiándose en sus recuerdos, por eso es distinta la narración de este personaje cuando siente la presencia de su esposa o del médico de la narración de su pasado donde su conciencia parece despega de su cuerpo para introducirse en los acontecimientos del pasado.

El paradigma de vida encontrado en “La Muerte de Artemio Cruz”

La muerte de Artemio Cruz narra las doce horas de agonía del personaje central, que a su vez reflejan a través de flashbacks a su pasado en relación con los días que este personaje consideró como los definitivos y más decisivos de su vida. Es de mencionar, que al personaje de Artemio Cruz se lo presenta con un origen oscuro, asimismo, a través de las remembranzas de situaciones de su pasado, se llega a conocer que él participó en las luchas de la Revolución Mexicana para sobreponerse a la aristocracia, para que al final, se logre convertir en lo que se propuso erradicar y terminó denominado como cualquiera de los tantos "hombres fuertes", cuya voluntad es ley y cuyo oro puede lograr comprar cualquier cosa.

Se puede apreciar que la idea central de la novela es la búsqueda de la verdad en la vida de México, ateniendo a los estratos sociales dominantes en los momentos de remembranza de Artemio Cruz; así se puede encontrar a los “los nuevos ricos” que el autor los retrata como la clase aristocrática y opresora del futuro. Es decir, que Fuentes trae a colación la dicotomía de la corrupción del poder: los ricos de hoy son la aristocracia y los revolucionarios de hoy serán los ricos del mañana pero se transformarán en la aristocracia del futuro corrupta de la misma forma que la clase social a la que se propusieron revelar.

Es indiscutible que La muerte de Artemio Cruz debe considerarse como un adelanto en la literatura mexicana, pues no es de extrañar que en esta novela se introduzca un estilo distinto a otros estudiados en los escritores del boom; así por ejemplo, Carlos Fuentes pretendió fortalecer la unidad real que proviene naturalmente de la situación de los personajes con sus relatos y recuerdos, lo que consigue pues, es una prosa elaborada que permite al lector adentrarse en la historia. Se puede señalar, asimismo, que el personaje de Artemio Cruz es quien determina tanto sus actos propios como los de los otros personajes a través de sus tres facetas como narrador y a esto se suma las descripciones que realiza de México con un distintivo dinamismo creador que reafirma el sentido de deseo libertario que se proyecta a través de toda la vida del personaje principal y que concluye con la inevitable muerte a la cual se enfrenta Artemio Cruz.

Es necesario analizar la evolución del personaje central, Artemio Cruz, el autor notablemente explica durante toda la novela las distintas experiencias que gradualmente llegan a enriquecer la vida de este personaje, explica asimismo, a través de los doce relatos los cambios de este: sus contradicciones y sus fracasos. La personalidad y el desenlace de la vida de Artemio Cruz se decide a través de sus vivencias, primero es de notar que el nacimiento de este se dio en una choza de negros; su infancia fue solitaria, compartió la miseria con Lunero; después, la descripción de la vida dura que tuvo que enfrentar y las circunstancias favorables que lo llevaron como revolucionario al poder; el autor concluye el círculo de experiencias con el camino sin ley y sin escrúpulos para llegar a la riqueza. De esta manera se puede llegar a la conclusión que Artemio Cruz es el símbolo de estos hombres “oprimidos” que logran llegar al poder, y cómo son corrompidos por este, dejando, en muchas ocasiones, que lo que más quieren se les escape de las manos. Fuentes presenta entonces una sociedad donde no existe la compasión, ni la fe, ni los escrúpulos pues es un reflejo de la decadencia del hombre a manos del poder que la convierte en una sociedad llena de inhumano desinterés.

De lo mencionado, se rescata que el autor expone en esta novela, a través de los recuerdos de Artemio Cruz, la vida y revolución de México, y lo logra a través de la conciencia de su personaje principal quien ha sufrido en sí mismo las transformaciones del país, y próximo a su muerte escapa mentalmente de sus acciones y de su presente trágico. Toda la historia nos envía un menaje claro, este es el paradigma de Artemio Cruz y sus recuerdos como un relato de arrepentimiento en el fondo y su añoranza de cómo pudiendo haber cambiado un acontecimiento de uno de sus doce días decisivos pudo haber hecho de él otra persona.


Bibliografía

Ortiz Vázquez, Francisco Javier. Carlos Fuentes y la identidad de México. Méxivo D.F: Universidad de  León.

Hernández de López, Ana María, La Obra de Carlos Fuentes: una visión múltiple. Madrid: Editorial Pliegos, 1988.

Tomado del Blog de Educación en Línea de la USFQ

"Suspensión de plataforma D2L este fin de semana
El departamento de IT de la UFSQ informa la realización de los trabajos de migración e instalación de la nueva acometida eléctrica del Data Center,
así como de mejoras a los sistemas de redundancia de comunicaciones. Por ello, todos los servicios de la USFQ incluidos D2L quedarán suspendidos desde el sábado 29 octubre a partir de las 14h00, hasta las 10h00 del domingo 30 octubre, zona horaria: (GMT-05:00) Quito. El Departamento de IT de la USFQ trabajará sin interrupción durante el tiempo especificado para lograr minimizar el tiempo de caída de los servicios. Es importante que contacten a sus profesores para reorganizar los eventos planificados para el fin de semana y evitar así inconvenientes. "

domingo, 13 de noviembre de 2011

El microcosmos del Leoncio Prado en la Ciudad y los Perros de Vargas Llosa

En esta novela se puede observar cómo Vargas Llosa nos presenta su percepción de la sociedad limeña a través de las vivencias de los personajes dentro de la escuela militar Leoncio Prado. Las experiencias de estos personajes se entrelazan con sus realidades familiares y el autor presenta de manera cruda las vivencias de estos en el colegio militar, haciendo ver al lector lo parecido a la vida pavorosa de la ciudad.

Un ejemplo de lo expuesto se puede observar en la siguiente cita: “Todavía estás borracho, hombre, tú no has venido desde Huancayo en ese estado, te hubieras más que muerto a medio camino, si te han metido más de treinta chavetazos. Y mi madre le decía, "sí señor policía, su padre también era así, una vez me lo trajeron medio muerto, casi ni podía hablar y quería que le fuera a comprar más licor y como no podía levantar los brazos de tanto que le dolían, yo misma tenía que meterle a la boca la botella de pisco, se da usted cuenta qué familia” (página 90). Esta cita permite observar la rudeza de la crianza en la ciudad, y cuales eran los modelos a seguir que poseían los niños en Perú; un padre borracho y una madre sumisa que soporta a su esposo, pase lo pase.

De igual manera en esta novela existe una profunda identificación de los personajes Con las distintas formas de violencia y brutalidad física y se advierte un tipo de jerarquía social, de ahí provienen la mayoría de los apodos de los personajes que se dividían en clases: los jefes y los esclavos; por ejemplo Jaguar, Boa, Poeta y Esclavo.

Esta jerarquía se demuestra a lo largo de la novela a través de la discriminación, el racismo y sobre todo el machismo que conllevan a perjuicios sociales que existen en la sociedad limeña pero son plasmados por Vargas Llosa dentro del Leoncio Prado. Así encontramos esta cita: “Lo ha demolido la muerte de su yunta. Los blanquiñosos son pura pinta, cara de hombre y alma de mujer, les falta temple; éste se ha quedado enfermo, es el que más ha sentido la muerte” (página 103). Se demuestra entonces los prejuicios frente a los “blancos” considerados amanerados y débiles incapaces de ser hombres y comportarse como tales.

Asimismo, encontramos rasgos de regionalismo unido con discriminación, esto en la sociedad limeña es decir, el autor nos quiere transmitir, se encuentra arraigado a sus ideales; así cito: “Pero yo no hubiera roto el vidrio, hay que ser bruto para romper un vidrio. Los serranos son un poco brutos” (página 67).  Encontramos entonces, este desprecio a los “serranos”, ejemplo de las actitudes de la ciudad que encaja perfectamente dentro del colegio militar.

Otro rasgo a señalar es el autoritarismo militar que insistentemente critica el autor a través de toda la novela. Se describe a la educación militar como la cual que convertirá en hombres a los muchachos, les enseñará disciplina, pero sobre todo el autor recalca la brutalidad que allí se imparte y como moldea la vida de los estudiantes del Leoncio Prado.

Observemos pues dos citas que exponen de la mejor manera lo anteriormente dicho:

“La voz del capitán Garrido les anunciaba que la vida civil había terminado para ellos por tres años, que aquí se harían hombres, que el espíritu militar se compone de tres elementos simples': obediencia, trabajo y valor” (página 20).

"Eso de dormir cerca del prócer epónimo habrá que ganárselo. En adelante, los cadetes de tercero ocuparán las cuadras M fondo. Y luego, con los años se irán acercando a la estatua de Leoncio Prado. Y espero que cuando salgan M colegio se parezcan un poco a él, que peleó por la libertad de un país que ni siquiera era el Perú. En el Ejército, cadetes, hay que respetar los símbolos, qué caray"  (página 7).

Además, Vargas Llosa ofrece una imagen de la sociedad nacional como espacio de inevitable degradación humana. Esta perspectiva presenta una posición crítica frente a la realidad del país y resume los vicios existentes en la sociedad peruana como los que se presentan en la vida militar y en quienes aprecian esta vida; así se puede citar dos párrafos de la novela:

“- Es por eso que estás fregado - dice Alberto- Todo el mundo sabe que tienes miedo. Hay que trompearse de vez en cuando para hacerse respetar. Si no, estarás reventado en la vida.
- Yo no voy a ser militar.
- Yo tampoco. Pero aquí eres militar aunque no quieras. Y lo que importa en el Ejército es ser bien macho, tener unos huevos de acero, ¿comprendes? O comes o te comen, no hay más remedio. A mí no me gusta que me coman.
- No me gusta pelear - dice el Esclavo- Mejor dicho, no
- Eso no se aprende - dice Alberto- Es una cuestión de estómago.
- El teniente Gamboa dijo eso una vez.
- Es la pura verdad, ¿no? Yo no quiero ser militar pero aquí uno se hace más hombre. Aprende a defenderse y a conocer la vida” (página 9).

“El capellán del colegio es un cura rubio y jovial que pronuncia sermones patrióticos donde cuenta la vida intachable de los próceres, su amor a Dios y al Perú y exalta la disciplina y el orden y compara a los militares con los misioneros, a los héroes con los mártires, a la Iglesia con el Ejército. Los cadetes estiman al capellán porque piensan que es un hombre de verdad: lo han visto, muchas veces, vestido de civil, merodeando por los bajos fondos del Callao, con aliento a alcohol y ojos viciosos” (página 46).

Bibliografía

Efraín Cristal. La política y la crítica literaria. El caso Vargas Llosa. Revista Perspectivas Departamento de Ingeniería Industrial, Universidad de Chile, vol. 4, Nº 2, 2001: 339-351.

JM Oviedo. Revista Iberoamericana, 2009. <revista-iberoamericana.pitt.edu>

domingo, 6 de noviembre de 2011

Análisis: Pedro Páramo

Pedro Páramo es un ejemplo perfecto para localizar simbolismos y poder analizar ciertas características de la manera de escribir del autor que combinan lo real con lo mágico y lo fantástico. En primer lugar la historia se desenvuelve gracias a las reconstrucciones del narrador usando retrospectivas en relación de la vida de Pedro Páramo y el viaje de su hijo, Juan Preciado, con el objetivo de buscarle en Comala debido a la promesa que le hizo a su madre en su lecho de muerte. Juan Preciado evoca una realidad social de la época, pues es el hijo ilegítimo, nacido del abuso de su padre un completo desconocido, es por esto que viaja decididamente a encontrar a Pedro Páramo y recuperar, por así decirlo, su infancia perdida y su identidad con respecto a su padre. En las retrospectivas que se muestran, nos enteramos que Pedro Páramo era el “caudillo” (RAE: expresión para denotar el liderazgo y el control político de una localidad) del pueblo y la historia por tanto va unida a la tragedia de su amor imposible por Susana San Juan que termina con su venganza, la cual que le lleva a la destrucción del pueblo de Comala.

Esa es la realidad, ahora enfoquémonos en el tratamiento que realiza Rulfo respecto de los personajes los acontecimientos que ocurren a lo largo del cuento. Rulfo concibe lo fantástico a través de sus personajes quienes conviven en ese “limbo” (Octavio Paz) llamado Comala. Esta localidad parece ser concebido como un mundo donde habitan los muertos, y se la retrata, cuando Juan Preciado llega, como un lugar sombrío y en ocasiones se lo relaciona con el calor que se encuentra en el Infierno. Se crea entonces dualidades, en las retrospectivas, se describe a Comala como un paraíso, y evoluciona hasta la alusión del arriero en donde asimila el calor con las flamas del Infierno.

Así podemos comparar: Comala como paraíso: “Comenzó a llegar gente de otros rumbos, atraída por el constante repique. De Contla venían como en peregrinación. Y aun de más lejos. Quién sabe de dónde, pero llegó un circo, con volantines y sillas voladoras. Músicos. Se acercaban primero como si fueran mirones, y al rato ya se habían avecindado, de manera que hasta hubo serenatas. Y así poco a poco la cosa se convirtió en fiesta. Comala hormigueó de gente, de jolgorio y de ruidos, igual que en los días de la función en que costaba trabajo dar un paso por el pueblo.

Y Comala como Infierno: “Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.”

Una de las curiosidades de esta obra, me pareció que a diferencia de Carpentier, Rulfo no utiliza a la fe ni a la religión como elemento fantástico-redentor. Así encontramos al padre Rentería quien nunca aparece como espíritu y tampoco muere a lo largo del relato. El autor relaciona la crítica social con la crítica religiosa pues a Pedro Páramo, quien era odiado y temido por el pueblo siempre fue protegido por el padre Rentería, pues este religioso nunca protestó por los crímenes realizados por Pedro Páramo. Así, el sentido de religión en esta obra se transforma en una mezcla de superstición y mero fanatismo, lleno de ritos impíos que no retratan el verdadero significado de la cristiandad e incluso se observa como el religioso no es símbolo de amor y salvación, sino, un alcahuete más al servicio del poderosos tirano.

La realidad es el aprisionamiento y la extorsión al pueblo propiciado por Pedro Páramo y creo que el autor retrata a los espíritus como una manera de liberación y su consecuente libertad. Es por esto que Pedro Páramo presenta a viva voz simbolismos que utilizan lo fantástico para llegar a comprender una realidad social, la cual es la vida infrahumana que el pueblo de Comala soportaba antes de la Revolución que se dio. Podemos incluso sostener que Pedro Páramo es el símbolo más importante, pues es él quien represente la opresión, indiferencia, crueldad que incitó al pueblo a levantarse.

Al terminar de leer la novela, se puede concluir que el autor nos invita a la historia a través de una técnica realista, pero que se complementa con símbolos que crean dualidades, pues el objeto es suscitar de una parte, un mundo de fantasía y belleza y por otro lado de retratar un mundo trágico, extorsionado pero lleno de espíritu y de conciencia de protesta social.

Y quisiera concluir este análisis con una cita de Carlos Blanco Aguinaga, tomada del libro “Nueva Novela Latinoamericana”:

“Los cuentos y la novela de Rulfo corresponden a una angustia contemporánea bien definida por Lukács y ejemplificada en múltiples escritores. Pero se dan en una tierra concreta donde la situación de los personajes adquiere un muy particular cariz porque sobre ella pesa una muy particular condición histórica. De ahí que, por subjetiva que sea la visión de Rulfo, por muy impregnadas de aparente irrealidad y lejanía que estén sus narraciones, todo ello es ejemplar: vía de entrada a la realidad histórica más real de un momento concreto de existencia mexicana.”

Carlos Blanco Aguinaga. Nueva Novela Latinoamericana. Buenos Aires: Paidós, 1972, 113.

Entrevista a Rulfo respecto de Pedro Páramo